Numerosos estudios científicos han comprobado que reírse es beneficioso para la salud, contribuye a aumentar las defensas y favorece el equilibrio psicológico. ¿A qué esperas para probar la terapia de la risa?
Los seres humanos nacemos con la posibilidad de reír y de tener sentido del humor, y cuando somos niños reímos unas 300 veces al día; sin embargo, para no perder esta capacidad innata hay que ejercitarla a lo largo de la vida. La risa es contagiosa y está demostrado que reímos con mayor frecuencia cuando nos relacionamos con los demás. Eso significa que las personas que ríen más a menudo también suelen tener una vida social más intensa y mantienen un estrecho contacto con su familia y amigos. De esta forma, la sensación de bienestar tiene su origen tanto en la frecuencia con que se ríen, como en su relación con las personas de su entorno. Así, todos hemos podido comprobar alguna vez cómo hemos mejorado de un malestar, físico o emocional, al divertirnos junto a un grupo de amigos, o cuando nos hemos distraído viendo una película o un programa de humor, que nos ha hecho olvidar el dolor que sentíamos.También hay personas que afirman que se enamoraron de su pareja “porque las hacía reír”. Y es que hacer reír es todo un arte; de hecho, los actores suelen afirmar que es mucho más sencillo hacer llorar al público que arrancarle una carcajada. El sentido del humor es una forma de percibir la realidad, y también una manera de expresarla. Nos permite experimentar felicidad, incluso cuando atravesamos circunstancias difíciles, porque hace que seamos capaces de relativizar los problemas, considerándolos como un trastorno pasajero y no como una catástrofe irreversible. Numerosos estudios científicos han demostrado que el buen humor es beneficioso para la salud, porque contribuye a aumentar las defensas y a mejorar el sistema inmunológico, y facilita el equilibrio biológico y psicológico de las personas. Como proponían los Monty Python en ‘La vida de Brian’, “always look on the bright side of life”, y es que una visión positiva de la vida ayuda a hacer frente a los problemas y, además, protege frente al estrés. La risoterapia o terapia de la risa consiste en crear situaciones que ayuden a liberar las tensiones físicas y emocionales, para conseguir reír de manera natural. Se practica en grupo, con la dirección de monitores especializados que emplean técnicas de expresión corporal, bailes y juegos, masajes… con el objetivo de que los participantes consigan desinhibirse y terminen riendo a carcajadas.
Las sesiones de risoterapia
Se realizan con un grupo de personas dispuestas a participar en las actividades propuestas por el monitor, y comienzan explicando en qué consiste esta terapia y los beneficios que van a conseguir con ella. Después, cada integrante del grupo tiene que presentarse a los demás y, para conseguir una comunicación fluida y espontánea, y comenzar a desinhibirse, suelen colocarse una nariz de payaso.
El siguiente paso es realizar diversos ejercicios que ayuden a relajar los músculos. De esta forma, se eliminan tensiones y se favorece una carcajada natural, que nace del interior. Ahora el grupo ya está preparado para reírse, y el monitor les sugiere diversos juegos y bailes. Cuando nos hacemos adultos, a menudo cambiamos los juegos por los chistes cuando se trata de humor, y no nos damos cuenta de la pérdida que eso supone. En la sesión de risoterapia recuperaremos el placer de jugar, mientras comprobamos que los efectos positivos de la risa se multiplican cuando se comparte con otras personas.
Para finalizar, los participantes comentan la experiencia y en qué formas les ha enriquecido.
En los años setenta, un periodista llamado Norman Cousins, diagnosticado de espondilitis anquilosanteuna enfermedad inflamatoria que afecta a las articulaciones, incurable y dolorosa, descubrió por sí mismo que reír durante unos diez minutos le libraba del dolor durante las dos horas siguientes, y así lo describió en su libro ‘Anatomía de una enfermedad’. También fundó la Clínica Ucla’s Norman Cousins Hospital Center Investigations, donde numerosos neurólogos y otros científicos investigan sobre el impacto que tiene la risa en el organismo humano. Aunque el poder curativo de la risa sea discutible, lo que es cierto es que nos hace sentir mejor, y como no existe peligro de sobredosis o efectos secundarios, puede resultar un importante aliado de los tratamientos médicos convencionales.
Entre los efectos beneficiosos de la risa destacan:
- Inspiramos mayor cantidad de aire, y se incrementa el volumen respiratorio.
- El corazón late más rápido y mejora la circulación.
- Es un ejercicio muscular, ya que al reírnos se movilizan más de 400 músculos.
- Se liberan endorfinas en el cerebro, un analgésico natural, y aumenta la secreción de serotonina. Esto reduce la percepción del dolor y equilibra el estado de ánimo, combatiendo el estrés y la ansiedad y facilitando el sueño.
- Favorece la función digestiva y mejora el tránsito intestinal.
- Refuerza las defensas y activa el sistema inmunitario
- Potencia la creatividad y la productividad.
- Elimina la energía negativa, y nos enseña a percibir cualquier situación de forma más positiva.
- Ayuda a exteriorizar los sentimientos y emociones.
Aquí tienes diez consejos para ser más optimistas ante las vicisitudes de la vida e intentar tener siempre una sonrisa en la boca:
- Vive en el presente: está bien hacer planes para el futuro, pero sin perder la perspectiva, y teniendo en cuenta que los cimientos de ese futuro se tienen que establecer “aquí y ahora”. No te amargues recordando malos momentos. Las experiencias desagradables te servirán para aprender en qué te has equivocado, no las utilices para auto-compadecerte y justificar tu “mala suerte”. Céntrate en las cosas buenas que has vivido.
- Intenta disfrutar todos los días: no te pases toda la semana pensando únicamente en lo que harás el fin de semana. Cada momento que vivimos es único e irrepetible: disfruta de la vida.
- Pon interés y pasión en todo lo que hagas: da igual que se trate de las labores domésticas, de los estudios, de tu actividad laboral… Si le pones ganas, incluso las tareas más aburridas o difíciles resultarán más llevaderas, y cuando consigas terminarlas, te sentirás más satisfecho contigo mismo, y la experiencia servirá para aumentar tu motivacióny ayudarte a comprender que “querer es poder” también en tu caso.
- Refuerza tu autoestima: piensa en tus cualidades y en todo lo que eres capaz de hacer y de aprender. Ten confianza en tu capacidad para afrontar los problemas, y no te dejes influencia por lo que digan los demás, ni te creas inferior a los otros. Tampoco pierdas el tiempo con aquellas circunstancias que tú no puedes cambiar.
- Relaciónate con personas positivas: que tengan algo que aportar y hagan tu vida más agradable. Evita a los que se regodean con las desgracias ajenas y hacen de la crítica destructiva su entretenimiento preferido.
- Evita la rutina en todos los aspectos de tu vida, porque conduce al aburrimiento, el desinterés, y la tristeza. Siempre hay cosas nuevas por hacer, o nuevas formas de hacer lo mismo. Dedica tiempo a tus aficiones, haz planes con tu pareja, hijos o amigos, y busca el placer de las cosas sencillas.
- No pierdas el contacto con tu familia y amigos: los buenos momentos son mejores si se comparten con los seres queridos, y ellos te apoyarán cuando lo necesites.
- Aprende a distinguir las oportunidades que tienes a tu alcance: o búscalas en otra parte si es necesario, y reconoce tus errores, porque el que no admite que se ha equivocado, se equivoca dos veces.
- Si no te gusta tu trabajo o el tipo de vida que llevas, intenta cambiarlos: pero usando la cabeza. Establece un plan de acción realista, detallando los objetivos que quieres conseguir y los medios para alcanzarlos, y no pierdas la paciencia ni te desesperes si las cosas no van tan rápido como te gustaría o surgen dificultades adicionales. La perseverancia será tu mejor arma.
- No envidies a los demás por lo que tienen: esfuérzate para conseguir lo que quieres sin compararte con nadie.